Carta de respuesta del profesor Dr. Javier Fernández Aguado a mi carta XXI, en este final de año 2015. Para todos mis lectores les deseo un feliz 2016, repleto de cosas buenas y del mejor e-learning.
Caro José,
Estos días de Navidad, como acertadamente señalas, inclinan a la reflexión. He recordado, y también comentado en algunas conferencias recientes, un suceso del siglo XIII que hace al caso.
Tomás de Aquino, de la orden de predicadores, se dirigía hacia Paríspara ocupar su cátedra en la Sorbona. La Universidad, entonces y ahora, está repleta de paradojas. En aquella ocasión, como a tantos sabios a través de los siglos, a Tomás de Aquino lo recibieron a pedradas, porque la envidia es esa tristeza del alma por el bien ajeno, incluso en quienes deberían mostrarse como defensores de la sabiduría.
Algo antes de la escaramuza, el sabio italiano charlaba con su compañero de andanzas. Quizá para llenar de contenido el largo recorrido, éste comentó:
-Qué maravilloso debe ser París.
El noble de Aquino, replicó:
-Cambiaría París por disponer del Comentario al Evangelio de San Mateo, de Juan Crisóstomo.
Al saber de esa conversación, me lancé a la busca de ese libro por el que Tomás cambiaría la capital de Francia, uno de los centros de referencia de su siglo. Lo estudié a fondo. ¡Qué texto más maravilloso!
Entre otras muchas enseñanzas, señala el Crisóstomo que tener bienes no es malo. De serlo, se diría:
-Fulanito tiene muchos males.
Sin embargo, se afirma:
-Fulanito dispone de muchos bienes.
Tener bienes no es malo. Lo errado es ser tenido por los bienes. Quien no dispone de medios no puede ayudar a otros, detallaba el sabio de Constantinopla.
Los ridículos populismos que proclaman la defensa a ultranza del desfavorecido, salvo en ocasiones puntuales, celan ansias de poder y de omnímodo dominio. Algunos, y los comunistas en primer lugar, empleen la franquicia que empleen, no tienen ningún interés en subir el nivel de vida de los demás. Más bien, prefieren que se hunda el de todos, porque así ellos fungirán con su protervia de administradores omnipotentes como ha hecho siempre la nomenklatura marxiana desde sus orígenes.
Es inmensa la behetría en la que nos está tocando vivir. Soy el primero que, cuando dispongo de posibilidades, procuroyudar a otros con tangibles e intangibles. Pero –al igual que tú- estoy radicalmente en contra de un buenismo que proclama para los demás estilos de vida que ellos no se aplican. Sin ir más lejos, la cantante millonaria que clama por la ecología y la igualdad, pero viaja en jet privado y descansa en los resorts más caros del mundo sin que se le conozca actividad solidaria ninguna.
El ejemplo es el mejor modo de mostrar aquello en lo que creemos. Por eso, me gusta repetir que el líder sólo sabe contar hasta uno: para quien aspira a ayudar a otros nunca hay masas, sino individuos concretos.
Como bien dices, que 2016 llegue repleto de bendiciones del Niño Dios para nuestras ilusiones y afanes.
Sigue con salud
Javier Fernández Aguado
Madrid, 27 de diciembre de 2015