Últimamente hablo con muchos jóvenes y con cualquier persona que busca trabajo. Siempre respondo a los emails que recibo y cada día suelo recibir algún currículum.
Siempre me ha gustado conversar y aportar mi experiencia por si puede ayudar a alguna persona. Hace pocos días vino a la oficina Casimiro* (*los nombres de este post son figurados) de 23 años, uno de los jóvenes más singulares que hemos tenido como becario. Al finalizar su carrera se fue todo el verano a China y al Sudeste asiático. Su aventura fue increíble y le aportó un enorme bagaje intelectual, aprendió mucho y decidió trabajar dos años como profesor. Este verano ha estado en Nicaragua, conoce bien Latinoamércia y tiene una profunda vocación social. Estoy convencido que será un gran profesional.
El miércoles pasado hablé con María*, una joven de 32 años que quiere dejar su trabajo o ve que la van echar, como ya han hecho con otras siete personas. Le pregunté: ¿qué quieres hacer? y no me supo responder. Sabía lo que no quería hacer, pero no tenía claro a que dedicarse. Le puse como primera tarea averiguarlo.
Y pensé en tantos ni-nis, en esos jóvenes con talento que no saben, no quieren o no pueden trabajar ni estudiar. Me gustaría trabajar con ellos. Aportarles lo que llamo, medio en broma: «El método Lozano»
Colaboran con nosotros: Esther* una estudiante de 3º de Periodismo y Anselmo*, estudiante de Relaciones Laborales, Antonio*, estudiante de Comunicación Audiovisual. Nunca habíamos tenido tantos becarios. Están encantados. Me dicen que aprenden más colaborando con AEFOL que en sus clases. Todos progresan, se preparan bien y estoy seguro que encontrarán trabajo. Tenemos el 100% de becarios que una vez terminadas las prácticas han enontrado empleo.
Una de las característica que identifico en todos es que «no saben lo que quieren» y si no sabes lo que quieres ¿hacia dónde vas? Les digo que si comienzas el Camino de Santiago, sabes a donde vas y aunque te canses, siempre tienes una meta que alcanzar. Ese es el principal problema que veo en ellos. En este coaching profesional que les hago, lo primero es que sepan hacia dónde van, qué quieren, cuál es su sueño, su meta, su objetivo en esta vida.
Y no es nada fácil saberlo cuando se vive por vivir, sin más, sin tener unos ideales o valores que te empujan cada día a saltar de la cama y ponerte a producir, a vivir intensamente el tiempo que Dios nos da cada día para transformar este mundo.
Querido lector, tú ¿sabes lo que quieres)
(c) José Lozano Galera, 30 setiembre 2012