El profesor Dr. Javier Fernández Aguado cuenta en su nueva carta sus experiencias en América Latina, compartimos esta correspondencia inédita en la blogosfera española, en el día que España y Latinoamérica celebran la fiesta de la Hispanidad.
Caro José,
Acabo de llegar, efectivamente, de un nuevo periplo que me ha llevado a Colombia, Guatemala y cuatro ciudades de México: Veracruz, Villahermosa, Ciudad del Carmen y Cuernavaca. He estado con unos dos mil directivos de una docena de países: de los apenas señalados y de República Dominicana, Honduras, El Salvador, etc.
Una de las maravillas de viajar a América es respirar ese aire puro de países con proyectos, con deseos de crecer, con juventud física e intelectual: oxígeno puro frente al derrotismo europeo. En pocas semanas regresaré de nuevo a varios países más, y lo hago, a pesar del evidente desgaste físico que viajes largos generan, con la ilusión enorme de seguir aprendiendo.
A Europa le falta alma. Los alemanes, que perdieron la primera y la segunda guerra mundial quieren ganar la tercera, que es la que ahora están luchando, la de ser los abanderados de este Continente.
Bien es cierto que es cruel tener que pagar la enorme deuda y sus desproporcionados intereses, pero también lo es que políticos y no políticos han pretendido vivir de permanente fiesta en nuestro país y que otros pagasen la factura. Al final, ha llegado el camarero y hay que retratarse… No vale decir, como algunos ridículos comunistas acronotopológicos afirman: ¡el que venga detrás que arré!
Es imprescindible hablar de crecimiento, como bien dices. Pero también es necesario abonar lo debido, a la vez que se desmontan gran parte de esas estructuras inadmisibles de sindicatos y partidos políticos en las que miles de aprovechados han disfrutado y gozan aún de injustas prebendas. ¿Y qué decir de esos grotescos políticos que agitan la bandera del separatismo para justificar su ineficaz gestión? Patéticos egoístas, es la expresión más suave que se me ocurre.
En medio de toda esta polvareda, sigo creyendo firmemente, y cada vez más, en el trabajo constante que mi padre me enseñó; en el esfuerzo; en el sacrificio… Sigo pensando que el problema de España no es de pobreza de medios, sino de miseria de voluntades.
Sigue con salud,
Javier Fernández Aguado
9-10-2012