Renovar la ilusión por el aprendizaje

El profesor Dr. Javier Fernández Aguado, me remite una nueva carta que publico en este Blog. Seguimos cultivando un antiguo género literario, ahora en versión 2.0. Lo antiguo y lo nuevo siempre de la mano en y desde Internet para usted querido amigo lector.

Caro Josep,

Tiempos complicados los que nos toca vivir, pero no mucho más que los habituales en este planeta. La única gran diferencia es que son éstos los que a nosotros nos afectan de manera definitiva, por ser los nuestros.

Libia es, desde hace milenios, sede de guerras. ¡Cuántos siglos los egipcios lucharon por hacerse con esos territorios y cuántas los habitantes de esas tierras procuraron invadir Egipto! Necesitamos contemplar la realidad con mayor perspectiva. No sólo histórica, sino también -¡ojalá!- trascendental.

El pasado viernes almorcé con Antxón Arza, inefable personaje, a quien mucho aprecio. Quedó en silla de ruedas por un accidente en Venezuela mientras practicaba el piragüismo de riesgo. Hace poco más de un mes falleció su hijo atropellado por un coche en Pamplona. A pesar de los pesares, Antxón mantiene un tono humano positivo y luchador. Qué bien irían las cosas si todos hiciésemos lo mismo.

En un rato me pondré a preparar la maleta para el nuevo viaje que emprendo mañana hacia América. En esa ocasión, el destino es Ecuador. Tras Estados Unidos y México es el país de América en el que más ocasiones he recalado, y por más tiempo. Me entusiasman sus gentes y sus paisajes. En la conferencia inaugural del XXII Congreso Interamericano de Gestión Humana procuraré hablar de El alma de las organizaciones, pues es el tema que me han solicitado. Sin embargo, una vez más, voy con ansias de aprender de todas las personas con las que, Dios mediante, voy a encontrarme.

Personal y colectivamente hemos de renovar la ilusión por el aprendizaje. Superar la vejez reclama disposición para la novedad. En América hay mucha. En Europa, hemos de retomarla para no convertirnos en viejos prematuros.

Como cualquier persona de bien, mucho me ha alegrado el anuncio de esa banda asesina. Sin embargo, mi apreciación es agridulce. Quien roba, antes de aspirar a ser perdonado, ha de devolver lo que hurtó. Quien asesina lo primero que ha de hacer es manifestar arrepentimiento y disposición de reparar en la medida de lo posible el gravísimo mal causado. No he visto ni una cosa ni la otra. Y si eso no va primero, lo posterior es puro teatro. Fueron criminales y ahora, por el momento, juegan macabramente a asegurar que no lo harán más. ¿Dónde está el remordimiento y la imprescindible penitencia?

Por muy endurecidos que estén la llevarán sobre su conciencia, pero hasta que no pidan perdón pública y notoriamente…

Javier Fernández Aguado
Madrid, lunes, 24 de octubre de 2011

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