Mejorar a las personas y a las organizaciones

Segunda carta respuesta de Javier Fernández Aguado, dentro del ciclo de correspondencia digital que nos cruzamos en este Blog.

Caro José,
En estos últimos años he tenido ocasión de verificar que las sugerencias que vengo realizando, lenta o aceleradamente, van calando en muchas empresas. Hace pocas fechas he disfrutado al ver un anuncio en el que –una multinacional norteamericana que ha contado con mi asesoramiento- empleaba, para anunciar sus productos, terminología que yo he desarrollado. Hablaban de la perfección en un mundo imperfecto…

Algunos amigos y/o colegas me han preguntado en ocasiones si no me molesta que empresas o personas empleen mi pensamiento sin citarme, como es el caso al que haces referencia. Todo lo contrario, mi esfuerzo va dirigido a mejorar, en la media de lo posible, personas y organizaciones. Bendito sea que algunas asuman también de forma publicitaria esos conceptos. Lo relevante es encontrar respuesta. Que éstas vengan de un lugar u otro, de un autor u otro es lo menos importante. Aunque, esto si es cierto, si se citasen las fuentes, todo sería más honrado…

Estoy preparando con mucha reflexión y estudio la conferencia en el Symposium del 3 de marzo que habéis organizado. Entenderás que no quiero anticipar ideas. Es más, algunas pueden ser que sólo vean la luz tras escuchar a los ilustres ponentes que has logrado convocar. Por eso estaré desde el punto de la mañana pendiente de sus palabras.

Sobre los viajes: siempre he pensado –siguiendo a un ilustre pensador del siglo VI- que el principal es el que debemos realizar al interior de nosotros mismos. Muchos se pasan el día conociendo lugares, mientras se ignoran a sí mismos. En cada uno de mis traslados procuro conocerme un poco mejor, a la vez que aprendo de todas las personas con las que comparto conversación.

Tengo en estos días muy presente la grata charla que mantuve, durante un almuerzo, con altos miembros del gobierno de la Comunidad Autónoma de Extremadura con ocasión de la conferencia que impartí el pasado día 3 en Mérida. Siendo visiones del mundo tan diversas las que mantenían políticos y empresarios, de todo saqué enseñanzas, que procuraré volcar en mis nuevos escritos e intervenciones.

Ahora, voy a centrarme en ultimar detalles de la presentación del libro LA SOLEDAD DEL DIRECTIVO, que en su ya quinta edición, será de nuevo puesto ante el público el día 17 de febrero en la Bolsa de Madrid.

Siguiendo mi promesa de la carta anterior, me permito sugerir la lectura de la obra de Alberto Angela, UN DÍA EN LA ANTIGUA ROMA, que resulta de sumo interés.

Sigue con salud
Javier Fernández Aguado

Madrid, 8 de febrero de 2011

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