He tenido la suerte y el honor de participar en Lugo en el Congreso de empresarios gallegos, organizado por la CEL-Confederación de empresarios de Lugo. Una gran oportunidad para conocer la realidad y el empuje de una de las comunidades que más se han desarrollado en los últimos años en España.
Del 22 al 25 de febrero estuvimos en Lugo. Hacía 30 años que no volvía a esa ciudad que ha crecido y cambiado totalmente. Ahí sigue su espectacular muralla romana y el puente por donde siguen pasando, veinte siglos después, coches y camiones. Recorrer los alrededores de la bella ciudad del interior de Galicia, casi te traslada a otro tiempo y lugar en la historia. A un mundo donde las cosas se hacían a conciencia, se trabaja bien en el hoy para el mañana. No creo que los arquitectos y obreros romanos se imaginaran que al cabo de dos mil años, el puente que construyeron para atravesar el caudaloso río Miño, siguiera en pie soportando el paso de los carros y camiones modernos. Me gustaría haber sido testigo de su proceso de aprendizaje. Ver al joven díscipulo al lado del maestro. Observar como unos hombres con muchos menos medios eran capaces de construir murallas o puentes para la eternidad. Y admirar en silencio ese proceso para poder enseñar a los hombres y mujeres de hoy que el trabajo bien hecho, es el mejor modo de enseñar y aprender por los siglos.
Toda un ejemplo y una suerte que los empresarios de la CEL me enseñaron. Mi gratitud y mi deuda con éllos para enseñarles también que con el e-learning pueden ser más competitivos. Igual que los arquitectos y obreros romanos.