La oceánica ignorancia

El profesor Dr. Javier Fernández Aguado me envía esta respuesta a mi anterior carta que publico con agrado en mi Blog, con el intento de recuperar una vieja y larga tradición del género epistolar, ahora en Internet.

Caro Josep

Como bien dices, las escenas que se han visto en Barcelona reflejan el comportamiento de energúmenos cuando las leyes son complacientes. En todo grupo humano hay personas animalizadas. Es aconsejable tratar de humanizarlas. Cuando no es posible, es imprescindible que el Estado de Derecho actúe para que quienes destrozan paguen. Sólo así aprenderán que en sociedad hay actitudes que no pueden consentirse.

La culpa, con todo, es sólo parcialmente suya. Determinados sindicalistas, que han mentido con un descaro que lleva a remontarse al comunismo de la URSS o al nazismo, han azuzado a esos sin cerebro. Una de las perversidades del comunismo, del que algunos siguen haciendo gala, es que impide diferenciar entre verdad y mentira. La verdad deja de ser la adecuación de la realidad con el intelecto, para convertirse en aquello que hoy y ahora a mí me conviene afirmar.

Sólo ese descoloque mental, además de su oceánica ignorancia, permite entender a personajes patéticos que han gobernando España los últimos años y a quienes después de conducir a este país a su difícil situación siguen clamando que ellos tienen la solución (a otros les pagan cantidades ingentes por mostrar públicamente su ignorancia…). En ocho años sólo destrozaron y ahora, de repente, saben qué hacer…

¡Qué poca cabeza o qué cara dura es preciso tener para afirmar eso! No tengo juicio formado sobre quienes ahora gobiernan, pero sobre algunos de los anteriores lo más educado que puede señalarse es que padecieron, y siguen padeciendo, insania. En vez de tratar de acudir a un buen psiquiatra enarbolan el estandarte de los resuelve-problemas. Pobre gente y pobres de nosotros si regresan al timón antes de que España vuelva a tener algo de orden.

Contrasta con esas lamentables actuaciones las palabras y obras de profesionales como Luis Poblador, a quien AEFOL concedió el premio que creó hace varios años con mi nombre, para ensalzar al mejor directivo. Al igual que los primeros merecedores del premio, Isidro Fainé (la Caixa) y Alfredo Ruiz-Plaza (Compass Group), Luis Poblador (SFB) es un extraordinario ejemplo de cómo puede y debe hacerse bien el bien.

Sigue con salud,

Javier Fernández Aguado
Madrid, 3 de abril de 2012

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