Coja sus cosas y a la calle

Me quedo atónito ante el relato que dos personas de la misma empresa (una sigue dentro y otra hace meses que se fue) me cuentan como una directora despidió de un día para otro a su principal ejecutivo.
Poco importó que esa persona fuera un excelente profesional, que llevara pocos meses en su cargo, no importó nada su rendimiento, el motivo fue «política de empresa» le insinuó: «tu fuiste impuesto por el hijo del consejero delegado que ya no está y no eres de mi equipo: así que no te quiero coje tus cosas y mañana no vengas». Por los datos que manejo cada vez son más frecuentes estos comportamientos en la alta dirección. Hoy ya ningún empleado se casa con la empresa, y a veces ni con su pareja. Los comportamientos de algunos ejecutivos son incomprensibles sobre todo cuando no valoran ni a la persona y sus circunstancias, el rendimiento en la empresa, sus resultados y aportaciones. Luego se quejan de que no se retiene el talento o que cuesta encontrar gente comptente. Impera la ley de la selva en casi todas las empresas grandes. Me lo decía también un amigo que trabaja en otra de las grandes empresas de España.
En mi ya larga vida profesional, comencé a trabajar a los 14 años y acabo de cumplir 50, me he encontrado con varias situaciones de este tipo. Nunca me han echado de un trabajo por mal rendimiento, nulos resultados o ser un incompetente, siempre porque no «le caigo bien al jefe o porque digo siempre lo que pienso» y a veces, amigo lector, «el que dice las verdades, pierde las amistades». No soy político y por tanto no he hecho la pelota ningún jefe. Así me ha ido en algunas empresas. Pero saben una cosa, desde que decidí en el año 2001ponerme a trabajar por mi cuenta: soy más feliz, disfruto con mi trabajo, hago lo que creo que debo hacer, solo rindo cuentas a mi equipo y clientes y no a jefes incompetentes que te pueden decir de un día para otra: «coge tus bártulos y a la calle«. Prefiero trabajar con dignidad, aunque gane menos dinero, que trabajar de rodillas a las órdenes de la incompetencia demasiado frecuente en las grandes empresas.

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