Estos días de inicio del nuevo curso abundan todo tipo de ofertas de cursos. Los términos que usan en sus anuncios: a distancia, on line, e-learning, b-learning, sin distancias, etc. seguramente confundirán al lector.
La definición de los términos seguramente es más tarea de los académicos, en este blog sólo pretendo compartir con usted, amigo lector, un sencillo modo de entendernos.
De modo tradicional y clásico se entiende por educación y formación la que se imparte de modo presencial, en un aula, en coincidencia del espacio y del tiempo: a una hora concreta y en un lugar determinado. Este modo de aprender, que arranca cuando menos desde Aristóteleshasta nuestros días, se mantiene prácticamente inalterable. Más de 25 siglos enseñando del mismo modo.
Con los avances de la tecnología, nuestro mundo evoluciona y también lo hace la educación. Algunos ven las Epístolas de San Pablo, un modo de enseñar a distancia: el maestro escribe y envía su carta a los destinatarios a muchos kilómetros de distancia.
Demos un salto en el tiempo y con la invención de la imprenta llega un gran revolución, también en la enseñanza. Y prácticamente hasta el pasado siglo XX con Internet, llega el e-learning: la enseñanza que se imparte a con el uso de las TiC, precedida de la EAO-Enseñanza Asistida por el Ordenador, que no confundamos con el On Line, como ha hecho EL PAÍS al lanzar su curso de inglés. «En línea» significa conectado a Internet y por ese canal podemos estudiar sin necesitad de asistir a clases, ni coincidir en el espacio y el tiempo ni con el profesor, ni con nuestos compañeros. Es otro modo de aprender, ni mejor ni peor que el presencial, pero al fin podemos elegir cómo queremos y podemos formarnos.
El término «a distancia» siempre parte de que la única fuente del saber es el profesor «que te enseña a distancia mediante cartas, libros, apuntes, CD, DVD, teléfono, televisión o Internet».
Pienso que en los actuales sistemas de e-learning ya no es el profesor la única fuente del saber. Su papel ha evolucionado hacía: guía, tutor, dinamizador, porque el estudiante puede aprender de varias fuentes: Internet, sus compañeros, libros, artículos, etc., y mediante el uso de diversas técnicas en el foro, con chats, videoconferencias, etc.
Esta es la revolución del aprendizaje iniciada en España en 1995 con la fundación de la UOC, etapa de la que formé parte, y que sigue su curso lentamente, cuando en otros países se va mucho más rápido. España está perdiendo el tren de la revolución del e-learning como perdió el tren de la revolución industrial a finales del siglo XIX, recuperarlo es tarea de todos, por eso los términos para definir conceptos, siendo importante, no es quizá lo más urgente hoy. Desde AEFOL.com trabajamos sin descanso para difundir por todo el mundo, especialmente por el ámbito español, lo mucho que está aportando el e-learning para conseguir que las personas nos formemos antes, más y mejor, para así ser mejores profesionales y conseguir entre todos un mundo mejor.