Sobre el verdadero sentido de la existencia

Caro José

Enhorabuena a ti y a todo tu equipo por el éxito de Expoelearning ¡un año más!

Tiempos recios los que nos toca vivir, que diría la mejor literata española, Teresa de Jesús.

Escribió Gregorio Magno (540-604) en su profundo tratado de managementRegula Pastoralis, que “de mucha salud para el alma sirve el malestar del cuerpo. La enfermedad nos muestra la propia debilidad y reforma el alma, la purifica de los pecados cometidos y la reprime de los que podrían cometerse”. Dios, óptimo pedagogo, cuenta con múltiples medios para hacer reflexionar a sus alumnos. De diversas maneras nos recuerda que estamos de paso, que son bambalinas las realidades más deslumbrantes con las que nos podamos codear. ¡Somos muertos de vacaciones!

Una de las lecciones que más eficaces se han demostrado para que el hombre profundice sobre el verdadero sentido de la existencia es la contradicción física o moral. Como bien dijera C.S. Lewis, el dolor es el altavoz que Dios utiliza para que el hombre le escuche. Señala el libro de los Proverbios que a quien el Señor ama le reprende como un padre a un hijo querido. Ante la congoja física o moral hemos de reaccionar con agradecimiento al Creador, porque saca lo mejor de nosotros (aunque puede también obtener lo peor…).

Cuando el cuerpo por enfermedad o vejez se queja no es preciso interrogarse demasiado. Como predicó Juan Crisóstomo (+407), “saber cuándo hayan de terminar nuestras tribulaciones pertenece a Dios que permite que nos vengan, pero soportarlas con hacimiento de gracias toca a nosotros. Si así lo hacemos, nos seguirán toda suerte de bienes. Para que esos bienes sigan, aumentemos acá nuestros merecimientos y para que sea allá más espléndida nuestra gloria aceptemos cuanto el Señor nos envíe dándole por todo gracias. Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene y nos ama más ardientemente que nuestros padres”.

En la actual crisis padecemos una tormenta cuasi perfecta a causa también de los torpes, marrulleros, ignorantes y (en dos casos significativos) malintencionados dirigentes que deben pilotar España para capear esta gravísima crisis. Como Churchill afirmó no compensa ser pesimista, porque nada aporta sobre ser optimista. Mejor aun es ser realistas prácticos, actuando sobre nuestro ámbito de influencia para mejorarlo en lo posible. Más que dedicar tiempo a llorar por la leche derramada (incomensurable en este caso) preparemos cada uno desde nuestra función la futura recuperación. La munificencia de los sanitarios, guardias civiles, policías, militares y transportistas (entre otros) que están jugándose la vida por España, y por cada uno de nosotros, va a ser un excelente paradigma durante las futuras décadas.

De este tema, cómo se ha salido de profundas y reiteradas crisis, y de muchos más trata el largo texto que estoy próximo a culminar, 2.000 años liderando equipos. En esa obra analizo el management que debemos aprender de directivos y organizaciones que se han sucedido en más de dos milenios de Iglesia católica. Llevo dos años volcado en esa investigación (en total voy a totalizar más de dos mil horas efectivas de trabajo), que acopia mucha información de difícil acceso.  Si todo va bien, en septiembre estará a disposición de los interesados en LID editorial, con prólogo de Marcelo Eduardo Servat, presentación de Ricardo Hernández García y epílogo de Josep Capell.

Sigue con salud

Javier Fernández Aguado

Socio Director de Mindvalue