Paco Gamero, todo corazón

La vida se nos va de las manos tal cual nos llega. Ni hemos decidido nacer, ni sabremos cuando dejaremos este mundo. Esto lo sabemos todos, pero vivimos como si no lo supiéramos. Cuando la muerte llama a un amigo, parece como si despertaras, para darte cuenta que sic transit gloria mundi.

Conocí a Paco Gamero en una reunión de vecinos, en el piso que habitamos en Coll Favá, en Sant Cugat del Vallès, sería allí por 1999, finales del siglo pasado ¡qué cerca y qué lejos queda todo! Pasó el tiempo y como suele ocurrir en tantas comunidades, no pasamos de un exquisito y educado trato cordial.

Hasta que en una fiesta de cumpleaños, en enero, a la que invitamos al matrimonio amigo: Olga y Paco, se presentó con su simpatía de siempre y su camisa negra. A partir de esa noche tuvimos buenas oportunidades de conversar sobre lo divino y lo humano. Siempre me aceptaba una invitación, y con la cerveza en la mano, me decía “¿Tú me escuchas?” “Claro que te escucho, Paco, dime” y sus palabras le brotaban del corazón, lentas, seguras y profundas.

Siempre me impresionaba su fuerza. Un día, en la plaza del Monasterio de Sant Cugat, uno de los lugares más bellos de Catalunya, le vi en una exhibición de karate, deporte del que era maestro de gran prestigio, mucho más que cinturón negro ¡qué fuerza, Dios mío! rompió con sus manos y sus piernas no sé cuántos maderos, ladrillos, ¡a sus años! ¡Paco que te vas a romper algo! Y reía. “Mira toca” y llevaba mi mano a su duro estómago, como una piedra. “Este hombre debe tener algo dentro que le empuja a hacer todo esto!“ pensaba yo. “Oye que debemos seguir hablando, tú que sabes mucho de Internet, me debes ayudar…” ¿cuándo quedamos? “ Yo lo que quiero es difundir por Internet lo que sé y enseño” “ Eso está hecho, Paco, me llamas, quedamos y nos ponemos manos a la obra”. Quizá fue lo último que le dije.

Pasaron los días, semanas y meses. Y la vida, eso que se nos va da las manos a veces sin darnos cuenta, siempre te da sorpresas: “Mira la noticia que sale en Facebook” me dijo Isabel, era el 19 de noviembre. No me lo podía creer, informaban del fallecimiento de Paco. Fui a su sentido funeral, con más de 400 personas y me enteré que murió de un cáncer, que se le extendió por su cuerpo, con la velocidad de una serpiente asesina. Esperó meses para que le hicieran unas pruebas. Ya fue tarde. Pero él siguió trabajando, luchando, amando la vida y a su gente como siempre lo hizo desde que viera la luz en su Sevilla natal.

Sant Cugat le debe un homenaje. Le pedí al Regidor de Deportes, presente en el funeral, que el Ajuntament le entregara la Medalla de Honor de la Ciudad. Somos muchos los que esperamos lo hagan. Muchos amigos suyos así lo queremos, entre otras cosas porque él trabajó haciendo medallas y trofeos para los demás. Ahora él bien merece una bien grande.

Paco: “no te preocupes, porque lo que tú querías comunicar por Internet, es el mejor e-learning que hay y llevo años difundiéndolo por todo el mundo. Ahora te toca a ti, echarme una mano, pero no aprietes tanto, coño que me la rompes…”

Un beso, de corazón, para Olga, su hija, toda su familia. In Memoriam, siempre Paco Gamero.

© José Lozano Galera, Sant Cugat, 5 de diciembre de 2015

 

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