Nueva carta, respuesta a mi anterior carta número 10, del profesor y consultor internacional Dr. Javier Fernández Aguado que publico en este Blog, como singular correspondencia que mantenemos ya desde hace más de un año.
15 de julio de 2012
Caro José
Apuntas con acierto a un tema relevante: Europa está enferma. Algunos se centran en juzgar cuestiones exteriores: la armonización fiscal, la gestión de la crisis, el equilibrio del valor del euro entre países… Yerran en sus conclusiones, porque lo hacen en buena parte del diagnóstico.
El gran tema no es de tangibles, sino de intangibles: Europa se encuentra enferma. Y la dolencia del Continente la señaló con acierto Nieztsche, porque locura y genialidad se encuentran habitualmente cercanas. Afirmaba el demenciado profesor germano, inspirándose en Aristóteles, que ‘quien tiene los porqués encuentra los cómos’.
Europa se encuentra obsesionada por los cómos: la fiscalidad, la comunicación, los acuerdos económicos. Todo eso se resolverá el día en que Europa revitalice su alma. En la actualidad, Europa no es más que un concepto tipo Frankestein al que se intenta hacer andar un espantajo sin espíritu.
Parte del alma de Europa quedó enredada en el obsesivo mercantilismo de algunos, que cifran la existencia en realidades económicas. Incluso los negocios –y de esto hay amplia experiencia en nuestro país- han de contar con alma, para no pervertirse transformándose en mera especulación. ¡Qué bien se explica en Margin Call, la acertada y acerada película de Kevin Spacey!
La recuperación del alma europea pasa necesariamente por una revitalización de la ética, porque la técnica sin la ética tiende a tornarse perversa. Quien tenga dudas puede verlo, una vez más, en la afinada descripción de Erik Larson en su reciente y documentada obra: En el jardín de las bestias.
Como bien dices, el mes de agosto lo pasaré casi íntegramente en América, dando conferencias e impartiendo seminarios para equipos de alta dirección de varios países. Todos los foros me hacen ilusión, pero la conferencia inaugural del congreso de directores de RR.HH. en el que esperan a 4.000 profesionales es un reto destacado.
Con frecuencia incrementada viajo a América, y mucho me gusta, porque allí no se respira el ambiente malsano que hoy en día invade la atmósfera de buena parte de Europa, y no sólo de los periféricos. ¿O es que los ‘listos’ que ahora riñen a éstos no fueron los mismos que financiaron lo que hoy en día califican de burbujas? Si eran tan espabilados, ¿por qué se dejaron ‘engañar’?
Los bienes, me gusta repetir parafraseando a uno de los grandes pensadores del siglo IV europeo, se llaman así porque son buenos. Si no, se llamarían males. Nadie dice, sin embargo, ‘tengo muchos males’ para hablar de su patrimonio. Lo errado no es tener bienes, sino ‘ser tenido’ por los bienes.
Entre los males que han erosionado el espíritu europeo hay uno que se llama codicia. Y, por cierto, ésta no puede ser condonada, mientras no se devuelve lo hurtado. Todavía quedan, a ambos lados del Atlántico, también en Gran Bretaña, España, Alemania, Italia, Holanda… miles de golfos apandadores que cogieron el dinero y huyeron. Retornar al sendero de la justicia exige que devuelvan lo robado, aunque lo que se llevaron quedara inicialmente cubierto por el grisáceo velo de una ficticia legalidad.
Sigue con salud
Javier